
Ya hemos conocido un poco sobre los orígenes del pan, desde sus preparaciones más primitivas hasta la llegada de la revolución industrial que masificó su producción y consumo, hasta la actualidad.
Hoy queremos contarles un poco sobre un pan muy acorde a esta época del año, el pan de Navidad.
Nochebuena, ocasión que reúne a familiares y amigos, es una celebración de alto significado religioso, que se manifiesta de diferentes maneras según cada cultura y ha ido cambiando con el paso de cada generación, pero algo que sigue generalizandose y siempre está presente es el pan de Navidad.
Este pan se ha degustado desde épocas muy antiguas, se le han agregado frutas, chocolates, especias, se le ha cambiado la forma pero sigue y seguirá siendo un símbolo de compartir con nuestros seres queridos.
En lo que a su origen se refiere, se ubica en el Renacimiento, a mediados del siglo XV. Cuentan que en Milan, durante la época del duque Ludovico Sforza, éste y Leonardo da Vinci comieron pan dulce en una boda en la que el padre de la novia, llamado Toni, era dueño de una panadería. Acto seguido, el Pan de Toni (lo que terminaría en «panettone»), se expandió a toda Europa .
Otra versión similar, asegura que el Mecenas organizó una importante celebración en 1495. Habiendo encargado la preparación de los platos y postres más deliciosos, al cocinero se le quemó el pan de dulce. En medio de su desesperación, notó que uno de sus aprendices, llamado Toni, estaba comiendo a escondidas un pan que él por iniciativa propia había preparado con frutas. El cocinero tomó el pan y lo presentó a la mesa. Tanto el Mecenas como todos sus invitados, quedaron fascinados, llamandolo a partir de ese momento «Il pane di Toni» o «Il panetón».
Así como éstas, hay muchas historias similares relacionadas con el origen de este pan, cambiando el lugar donde nació, pero se asegura que fue en Milán.
Con el paso de los años, se han ido incorporando más ingredientes, extendiéndose a lo largo y ancho del planeta, convirtiéndose en un postre típico de la cena navideña en todos los hogares del mundo, cada 24 de diciembre y con cada brindis de año nuevo, invitándonos siempre a acercarnos y compartir momentos especiales -y deliciosos- con las personas que más queremos.